OPEN, título de la exposición de Yucef Merhi (Caracas, 1977) en The Bonnier Gallery de Miami, reúne una selección de 15 trabajos realizados entre el 2000 y el 2021. El horizonte general de la muestra es el lenguaje, enmarcado en el binomio arte y tecnología, variables de rigor que el artista emplea para reflexionar sobre el poder, la compasión y el perdón. A partir de esas coordenadas, la propuesta juega con significantes y significados para encontrar nuevas formas de comunicación que exceden las convenciones lingüísticas, ubicándose entre el código y la metáfora.
Merhi sustenta su trabajo en un dialecto mixto, donde se yuxtaponen la automatización informática, la codificación lingüística y la sensorialidad. Sus trabajos corresponden a un universo de "actantes" (en el sentido que le da Bruno Latour en la teoría del actor-red) donde máquinas, individuos e ideas participan en el proceso de comunicación; todos impelidos por la misma interrogante: Who Am I?, tal como se reitera en la obra Atari Ex Machina (2007). Allí no hay objetos y sujetos sino «actantes» humanos y no humanos en igualdad de condiciones, unidos por un metalenguaje de signos y datos.
En todos los casos la palabra es una constante, que puede adoptar la apariencia fija de cualquier material (ya sea metal, madera, vidrio o papel) o, por el contrario, volverse una señal intermitente en las pantallas. La fricción entre lo arbitrario y lo convencional se resuelve en el plano antropo-sensible, que es donde las alocuciones comunicativas adquieren sentido específico para cada individuo o grupo humano.
La exposición, sobriamente dispuesta en el espacio, estimula el recorrido pausado, la introspección personal y la concentración intelectual. El conjunto alterna objetos en relieve, instalaciones con aparatos electrónicos (consolas de Atari, monitores de TV, IPad) y "paquetes de datos" extraídos de fuentes diversas; todo desplegado con pulcritud y precisión, cual si se tratara de una sala de control.
Entre "máquinas de juego" y "juegos de lenguaje"[1], Merhi retorna a la dimensión fundacional del lenguaje, para restablecer el balance entre la sensibilidad y la razón. La serie Perfect Language, por ejemplo, maneja la identidad sustantiva entre materia y signo, de tal suerte que la idea y la cosa mostrada son lo mismo. Las palabras Clavo, Aluminio, Madera y Frijol se escriben con los materiales y objetos que les sirven de referente y adoptan el signo correspondiente en la lengua de la cual provienen (coreano, inglés, maya).
Algunos de los trabajos expuestos registran el tránsito de los enunciados descriptivos al lenguaje poético. En estos casos las palabras y los sintagmas se van modificando según la posición del espectador o de acuerdo al paso del tiempo. En la obra titulada Poliverso (Dichosos, Altozano, Almacigada) [2012-2014] se construyen frases a partir de un principio matemático (Secuencia de Fibonacci). Por su parte, The Poetic Clock 2.0 (2000) ofrece 86.400 variaciones diarias de un mismo poema, en tanto que Atari Poetry VI (2006) traza una parábola entre el lenguaje binario y el texto poético.
Dos trabajos de la serie Datagramas confrontan el mito de la seguridad informática y su efecto político, al interceptar información de los organismos oficiales, develando las secuelas represivas de los mecanismos de control social. Soulless Security 6 (2017) revela los nombres y números de identidad de los funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) de Venezuela, devenida cuerpo de represión antidemocrático; mientras que No Fly Security (Study) (2018-2019) se basa en una lista creada por el Terrorist Screening Center (TSC) del FBI en Estados Unidos, donde se identifica a ciudadanos con prohibición de viajar en vuelos comerciales.
Artificial Stupidity (2019), obra estructurada como un juego interactivo, es una parodia crítica sobre el autoritarismo en Venezuela, donde la voracidad persecutoria del dictador sólo produce el excremento infame que alimenta su metabolismo. La cabeza del autócrata persigue banderas tricolores que, una vez alcanzadas, se transforman en materia fecal.
Compassion (2020), instalación compuesta por monitores de seguridad penitenciaria y consolas de Atari dispuestos en una estructura piramidal, subvierte la idea del control panóptico como recurso de vigilancia social. En lugar de escrutar la vida de los otros, el ojo omnividente detrás de las pantallas emite señales de empatía y tolerancia.
Finalmente, OPEN (2021), la obra que también da título a la exposición, sugiere una apertura a la experiencia mental y sensible en tiempos de incertidumbre y encierro como los que vive la humanidad desde la aparición de la pandemia del Covid-19. El parpadeo electrónico de esas cuatro letras es como un latido vital, que invita a sentir y actuar en consecuencia con el momento actual.